Ansioso por el regreso de los entrenamientos, aún más ahora que se mudó cerca de Estancia Chica, el predio de Gimnasia La Plata, Diego Maradona disfruta de su nueva casa en un barrio privado ubicado en Brandsen, sobre la ruta 2. Allí, por ejemplo, recibió en los últimos días las visitas de sus hijos Dieguito Fernando y Gianinna. El astro, de 59 años, está encantado con el amplio espacio al aire libre con el que cuenta: posee una pileta con cascada que todavía no estrenó y un generoso parque que incluye una cancha de fútbol 5 con medidas reglamentarias y césped natural.
La mayor superficie fue una de las razones por las que el ex capitán de la selección argentina decidió dejar la casa en Bella Vista para mudarse a su flamante propiedad, que también ostenta cuatro habitaciones (más una de servicio) y un quincho cerrado con parrilla. La idea de su entorno fue que el Diez lo aprovechara para continuar cumpliendo con la rutina “Maradona fitness”, que le permitió perder más de 11 kilos, cortar el consumo de alcohol y mejorar su movilidad, que se veía reducida porque por sus compromisos laborales había dejado de costado la rehabilitación de su rodilla derecha, operada hace un año (le colocaron una prótesis).
Así, a veces solo, otras acompañado por un kinesiólogo, y en ocasiones supervisado por Leopoldo Luque, su médico personal, día a día hace sus 20 minutos de cinta, luego pasa a la bicicleta “espacial”, tal como la bautizó, para terminar en la caminata o trote en el fondo de su hogar.
Sin embargo, embalado con el evidente cambio físico que está experimentando, Diego pide más. Tanto es así que adoptó un nuevo hábito nocturno. Alrededor de las 22.30, 23 horas, a la hora en la que en otro momento de la cuarentena hubiera preferido quedarse viendo televisión en el sillón luego de la cena, sale a caminar o a realizar un trote liviano en su terreno. Incluso, cuentan desde su círculo íntimo, cuando la temperatura no acompaña y el frío no motiva al ejercicio.
Infobae accedió a una imagen que sirve como testimonio de la costumbre: de noche, con la campera de Gimnasia y la gorra de Dorados de Sinaloa, en un alto de la actividad. El detalle que llama la atención: el especial barbijo que el ex enganche pidió que le confeccionaran.
El estampado bien podría exhibir una foto de alguno de sus grandes hitos: la vuelta olímpica con la Selección en México 86, un grito con la casaca de Boca o de Argentinos, sus títulos en el Napoli. Pero no: Diego solicitó que su tapabocas tenga una imagen suya, acompañado por Dona Tota y Chitoro, su mamá y su papá.
Hace más de un mes, cuando Maradona había caído en un pozo por los problemas familiares y la imposibilidad de trabajar por la pandemia, el doctor Luque mantuvo un diálogo profundo con él, en el que le preguntó: “Yo te quiero ayudar, ¿me dejás ayudarte?”. Ante la mano tendida, el Diez aceptó el apoyo del profesional, que le consultó por quién juraba que iba a comprometerse con el plan de trabajo. “Por mi mamá”, respondió Diego. Y emprendió un nuevo resurgimiento en su vida.
FUENTE: INFOBAE